La mata viejitas

1 jun 2009 en 18:06



Juana Dayanara Barraza Samperio es una asesina serial mexicana, conocida popularmente como La Mata viejitas.


Biografía
Juana Barraza, cuenta con conocimientos de enfermería, nació en la ciudad de Puebla en 1954, dedicada también en algunas ocasiones a la
lucha libre (bajo el seudónimo de "La Dama del Silencio") o a la venta de rosetas de maíz afuera de la arena de lucha, y supuesta adoradora de la Santa Muerte; cometió varios homicidios en el área metropolitana de la Ciudad de México desde los años 90 del siglo XX hasta principios del año 2006.
Barraza se ha transformado en uno de los casos más interesantes dentro de la historia criminal en
México, ya que durante muchos años se mantuvo la comisión de sus crímenes sin ser capturada, y por la semejanza de su modus operandi con el de famosos asesinos en serie de otros países, como El Monstruo de Montmartre.
El primer asesinato atribuido a la mataviejitas fue cometido a fines de los
años 90 aún cuando la serie de asesinatos comenzó presuntamente el 17 de noviembre de 2003. Se ha estimado que el número total de sus víctimas es de entre 42 y 48.
El 31 de Marzo del 2008 el juez 67 de lo penal, con sede en Santa Martha Acatiltla dictó sentencia en contra, al otorgarle 759 años y 17 días de prisión por 17 homicidios y 12 robos cometidos en agravio de personas de la tercera edad. Si continúa viva a la edad de 100 años, podrá disponer de su libertad en el 2056.
Modus operandi
Todas las víctimas de la asesina eran mujeres adultas mayores ("ancianas"), quienes en su mayoría vivían solas. Las muertes eran provocadas por golpes, heridas de armas punzocortantes o estrangulación, con robos materiales a las víctimas inmediatamente después de ser asesinadas. En casos aislados, se encontró evidencia de abuso sexual en las víctimas.
En el transcurso de las actividades criminales de la mataviejitas, las autoridades policiacas fueron duramente criticadas por los medios de comunicación puesto que, todavía a finales del
2005, asumían un "sensacionalismo mediático" respecto a un asesino en serie. Asimismo, se criticó el hecho de que el asesino era buscado, tal vez inútilmente, entre las prostitutas y/o travestis de la Ciudad de México. De hecho, durante la cacería de la asesina, Bernardo Bátiz, entonces Procurador de Justicia de la Ciudad de México, había indicado que 'el Mataviejitas' era 'brillantemente listo' (creyéndose hasta ese momento que se trataba de un hombre y no de una mujer) que cometía sus crímenes después de un corto período durante el cual se ganaba la confianza de sus víctimas. Los oficiales que investigaban el modus operandi del asesino sospecharon que el o la 'mataviejitas' se presentaba ante sus víctimas como trabajador social del gobierno (enfermera), ofreciendo programas de beneficencia para personas de la tercera edad.
La búsqueda de la asesina fue complicada debido al cúmulo de evidencias contradictorias. En un punto de la investigación, la policía conjeturó que eran dos asesinos los que podrían estar implicados. También se puso singular atención en la extraña coincidencia de que por lo menos tres de las víctimas del asesino poseían una copia de una pintura del
siglo XVIII, Niño en Chaleco Rojo, del artista francés Jean-Baptiste Greuze. Interesantemente, antes de la captura de la presunta asesina, las autoridades mexicanas divulgaban declaraciones de testigos que señalaban que el asesino usaba ropa de mujer para acceder a los apartamentos de las víctimas. En uno de los casos, uno de los testigos observó a una “mujer grande con una blusa roja” salir del hogar de una de las mujeres asesinadas. Ello fue interesante para los criminólogos, forenses y detectives puesto que había grandes paralelos entre la mataviejitas y el monstruo de Montmartre. Bajo ese contexto, se atribuyó al asesino (presumiblemente varón) la posibilidad de una doble personalidad. Otra observación interesante hecha por los investigadores fue la extraña coincidencia de que algunas de las víctimas de la asesina en serie eran de origen español.
El mayor avance en el caso ocurrió el
25 de enero de 2006 cuando se arrestó a una persona sospechosa huyendo del hogar de la última de las víctimas atribuidas a la asesina. La víctima, Ana María de los Reyes Alfaro, de 82 años de edad, residente de la colonia Moctezuma 1a sección en la ciudad de México, había sido estrangulada con un estetoscopio, siendo varias veces apuñalada con un cuchillo ranger militar.
Para sorpresa de muchos, que aseguraban que el asesino era hombre, la persona detenida fue Juana Barraza Samperio, de entonces 48 años. En pruebas preliminares, Barraza se asemejaba bastante a un modelo de arcilla
[1] que describía las características faciales del asesino: Persona de cabello tupido, teñido de color rubio y rostro de facciones duras. Al ser detenida portaba un estetoscopio, formas de solicitud de pensión para adultos mayores y una tarjeta que la identificaba como trabajadora social. Preliminarmente, la policía de la ciudad de México aseguró que las huellas digitales de Barraza habían sido encontradas en la escena de por lo menos diez homicidios.
Se dice que, al momento de ser capturada, la presunta asesina confesó haber asesinado a la anciana, Ana María de los Reyes Alfaro y a otras tres mujeres, pero negó estar implicada en el resto de los asesinatos. Ella comentó a los reporteros que había visitado la casa de Ana María de los Reyes Alfaro en búsqueda de trabajo como lavandera. - "Ustedes sabrán por qué lo hice cuando lo lean de mi declaración ministerial" finalizó Barraza.

Curiosidades
La cantante
Amandititita tiene una canción dedicada a Juana Barraza titulada "La Mataviejitas".


LETRA
La mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita
la mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita
es una descarada no la detiene nada
se disfraza de enfermera, ataca en la regadera
las viseras la enloquecen
su locura cada vez crece
mata mujeres de la tercera edad
porque su dentadura le gusta coleccionar
sería una mujer normal pero le gusta matar..

la mata viejitas
la mata viejitas la mata viejitas
la mata viejitas la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita
la mata viejitas
la mata viejitas la mata viejitas
la mata viejitas la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita

luchadora profesional
la dama del silencio se hace llamar
nadie sospecha nadie imagina
esta asesina puede ser tu vecina
muy educada llega educada
lava tu ropa tiende tu cama
en su cabeza retumba Satán
quien le susurra sal a matar
la mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita
la mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita
su crueldad no tiene final
las ancianas le caen bastante mal
los acilos quiere quemar
por que a las fiestas del incen no la dejan entrar
por parques y hospitales sale a cazar
chocolate abuelita les da de cenar
ella platica les da su amistad y por la mañana ellas tiesas están

la mata viejitas
la mata viejitas la mata viejitas
la mata viejitas la mata viejitas
la mata viejitas quiere echarse a tu abuelita
di por que dime abuelita
te anda buscando la mata viejitas
di por que dime abuelita
te anda buscando la mata viejitas
di por que dime abuelita
te anda buscando la mata viejitas
di por que dime abuelita
te anda buscando la mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas
es una asesina serial
la mata viejitas
la mata viejitas
la mata viejitas
es una asesina serial


La Mataviejitas coleccionaba recortes de periódicos con las historias de sus homicidios

Como el resto de los homicidas seriales en el mundo, Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas, era egocéntrica y fetichista. Al catear su casa, las autoridades encontraron diversos recortes de periódicos sobre sus ataques y posibles movimientos. Además, decenas de objetos que pertenecieron a sus víctimas. En la videograbación del cateo realizado la noche del viernes se observa a detalle el interior del domicilio de esta mujer a quien la Procuraduría capitalina vincula con al menos doce asesinatos ocurridos desde el 2003.Un altar a la Santa Muerte, con una víbora y una manzana como ofrendas, es lo primero que encuentran los investigadores cuando entran a esta casa, ubicada en la calle de Abetos, colonia Izcalli, municipio de Ayiotla, Estado de México.A un costado hay otras dos imágenes: un cuadro de Jesús Malverde, el santo de los narcotraficantes, y una figura similar a Buda. A los pies de esta última algunas piedras de cuarzo y caracoles y en frente una especie de barril pequeño con la leyenda “para la abundancia”.En la pared de tabique rojo cuelga otro cuadro. Es Juana Barraza Samperio con su disfraz de luchadora, con su atuendo de La Dama del Silencio.Orgullosa, con un cinturón de campeona y enfundada en su traje rosa y sus botas blancas, la mujer muestra uno de sus bíceps. Un antifaz que semeja las alas de una mariposa plateada, le cubre el rostro. Y junto a él hay algunas fotos de sus hijos.



Los cuadros quedan atrás cuando los agentes comienzan a buscar evidencias. Y rápidamente las encuentran: ahí, entre la ropa, están escondidas algunas joyas.Aretes, cadenas, pulseras, relojes... todo lo que presumiblemente le quitó a las mujeres que asesinó durante años. Billetes y monedas antiguas forman parte de ese botín. Los agentes siguen la revisión. Hallan una computadora portátil, al parecer es la misma máquina que Barraza Samperio le robó a María de Los Ángeles Repper, luego de estrangularla en octubre pasado dentro de su domicilio de la Escandón. Una credencial del gobierno capitalino, a nombre de Repper con el folio 5887-7002-3385-9784 y otra del ISSSTE a nombre de Adela Solano Solorio, figura entre los objetos que ya fueron incautados.La búsqueda continua. Entre un montón de revistas y papeles, los investigadores encuentran recortes de notas periodísticas que dan cuenta de los ataques y movimientos de El Mataviejitas. Los retratos hablados que se hicieron en un principio y el cartel que la Procuraduría distribuyó, en noviembre pasado, con una imagen del presunto homicida y la leyenda “Se busca”, son algunos de los recortes que Juana Barraza guarda en su casa.


A decir del criminólogo de la PGJDF, Martín Barrón Cruz, los homicidas seriales en el mundo gustan de coleccionar recortes de periódicos que hablan sobre ellos y guardar algunos objetos de sus víctimas. El especialista explica que son sus trofeos.Entre la ropa hay de la multihomicida también una bata blanca del IMSS y zapatos blancos; el disfraz que en ocasiones usaba La Mataviejitas para acercarse a sus víctimas. El cateo duró tres horas. Cada uno de los objetos fue guardado y formará parte de las pruebas que usará la Procuraduría capitalina para demostrar que Juana Barraza Samperio es La Mataviejitas.



“Guardan objetos de víctimas como trofeos”El historiado e investigador del Instituto de Formación Profesional de la Procuraduría capitalina, Martín Gabriel Barrón Cruz, explica que, para los asesinos seriales, quedarse con pertenencias de las personas asesinadas es tener una especie de trofeo.“Es lo que se llama la etapa fetichista”, detalla el investigador. Barrón recuerda los homicidas seriales en el mundo son generalmente egocentristas y esto se demuestra porque, al ser detenidos, se les encontraron recortes de diarios que detallaban los crímenes que cometieron.


Se olvida la PGJ de arraigado. Han pasado cuatro días desde que la policía capturó a La Mataviejitas, pero a Oliver Guzmán —el hombre que creían era su cómplice— aún lo mantienen arraigado dentro de su casa en la colonia José López Portillo, en la delegación Iztapalapa. No puede salir de su domicilio. Las 24 horas del día policías judiciales del Distrito Federal lo vigilan. Su familia platica que lo siguen hasta el baño. “Estamos desgastados, cansados, hartos, no se vale que detengan de manera tan arbitraria y sin ninguna evidencia clara”, comenta el hermano del detenido, Manuel Guzmán.Manuel afirma que desde el día en que detuvieron a Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas, creyeron que el arraigo acabaría; sin embargo, ahora ni siquera los quieren recibir en la Procuraduría capitalina.“Llevamos los papeles que nos piden, lo que necesitamos para defender a mi hermano, pero en la procuraduría no nos hacen caso, no nos toman en cuenta”, afirma. En entrevista telefónica, Manuel agrega: “En la procuraduría saben que mi hermano no tiene nada que ver con los homicidios y aún así no lo sueltan. No sé qué quieren con él”. (Carlos Jiménez)

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